Botines de
cuero y cordones firmes.
Vestida así
mientras te espero,
y soy,
un juego más
de tus poesías tácitas,
un llanto
más de la lágrima en la sangre,
de la
cordura nueva de un antiguo festejo,
una sonrisa
loca al día frío, gris,
una
aproximación a mi persona,
tal vez el
borde firme de mis labios, que te auguran alegría mientras huyes,
y tú y yo
tan presentes
en la
memoria de quienes somos.
Y la
lapicera que dibuja jeroglíficos
y símbolos y
letras, garabatos
de esta
época, y nuestras deudas kármicas, altivas,
y nuestras
sendas que se prometen mutuamente,
y el
reconocimiento de mi alma que no cesa de pensarte
y el
desconocido tiempo que imprime en la mirada toscas líneas de expresión,
y tú y yo
presentes en la aurora
de la mañana
del sol
Y el rocío
de la tarde cubriendo el suelo de cemento
y el césped,
moderado,
en gritos,
sueños y alabanzas.
Y nosotros,
que somos, que nos amamos,
que nos
negamos y añoramos con certeza,
y que
sabemos que el amor sin palabra
y sin
distingo no lo es,
y que tú,
que me heriste,
y que yo,
que ya no soy,
y que tú,
que me nombraste
por primera
vez,
y que de tus
labios dibujaste en mis ancestros
la historia
de mi nacimiento.
Y que yo, y
que tú, de tu mirada alentadora,
fuerte,
sana, nuestra,
soldadura de
sol y primavera,
y que yo,
que te amo.
Camila
Ossorio Domecq
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